Conversar con quien no te gusta: un ejercicio de alta dirección

En una charla reciente con uno de los talentos que acompaño, compartí una provocación simple, pero desafiante:
buscá conversar también con personas que no te caen bien.

No se trata de buscar conflicto ni de exponerse al malestar por gusto.
La idea es otra: entrenar una de las competencias más humanas y escasas del presente: la escucha.

Cuando solo dialogamos con quienes confirman nuestras ideas, perdemos la oportunidad de ampliar la mirada.
Y cuando eso se vuelve un hábito, el pensamiento se achica, se vuelve cómodo… y predecible.

Como dice Simon Sinek: “El objetivo del diálogo no es estar de acuerdo, sino entender.”
Y ahí está la clave: entender no siempre significa coincidir, pero sí crecer.

Las conversaciones más valiosas no son necesariamente las más amables.
A veces son incómodas, exigen humildad y nos ponen frente a nuestros propios límites.
Pero es justamente en ese roce, en la diferencia, en la tensión, donde aparecen los verdaderos aprendizajes y las ideas nuevas.

El ego, claro, pide resguardo.
El instinto busca evitar el disenso.
Pero tanto en la vida como en el trabajo, el desarrollo ocurre cuando aceptamos el desafío de escuchar incluso a quien nos resulta difícil.

Al final del día, las mejores conversaciones no son las que nos dan la razón,
sino las que nos obligan a pensar distinto.

Y si esta idea te incomoda o te despierta curiosidad, tal vez sea el momento de empezar una conversación diferente. Entra en contacto e conoce el método de The Talent Partner..